Tras el largo ayuno nocturno, las reservas de glucosa disminuyen y el desayuno para los niños tiene una importancia nutricional, funcional y metabólica considerable. Al finalizar el ayuno nocturno, el desayuno tiene ante todo la función de proporcionar la energía necesaria para afrontar las actividades de la mañana y, en general, de todo el día.
El desayuno es una comida fundamental tanto para adultos como para niños. Saltarse el desayuno conlleva un empeoramiento del rendimiento durante las primeras horas del día, también en los niños, ya que se ha demostrado que, por ejemplo, muestran una menor capacidad de concentración y resistencia durante el ejercicio físico. Por el contrario, los niños que regularmente desayunan bien tienen una mejor capacidad cognitiva y mayores niveles de atención en la escuela. La mejora de estos parámetros de rendimiento no concierne solo al período inmediatamente posterior al desayuno, sino que se extiende a las siguientes horas, y se observa en niños y adultos.
Para que sea equilibrado y completo, el desayuno de niños y adultos debe contener alrededor del 20% del total de calorías del día.
Existen al menos dos mecanismos biológicos mediante los cuales el desayuno puede modular favorablemente la función cerebral en los niños: mantener el suministro de nutrientes esenciales para el sistema nervioso central y, a largo plazo, mejorar la ingesta nutricional global de la dieta.
Que los niños entiendan el desayuno como un hábito "agradable" en el "contexto familiar" es un requisito imprescindible para que se mantenga durante su infancia y adolescencia, y resulta fundamental para la prevención de enfermedades del metabolismo y la obesidad.
Los datos apuntan a que los niños que no desayunan adecuadamente tienen más probabilidades de volverse obesos, ya que, tienden a tener hambre a media mañana y suelen consumir bocadillos con embutido, aperitivos salados con alto contenido en grasas o con demasiado azúcar, productos poco adecuados desde un punto de vista nutricional.
Entonces, ¿cómo debería ser un desayuno infantil ideal? Para que sea equilibrado y completo, el desayuno de niños y adultos debe contener alrededor del 20% del total de calorías que van a consumirse durante el día, y debe contener principalmente carbohidratos complejos, poco azúcares simples, proteínas y algo de grasa, debe ser variado y consumido con regularidad.
¿Qué alimentos elegir para cumplir con todos estos criterios? Por ejemplo, yogur natural con muesli y una pieza de fruta de temporada; leche de soja pan integral con nueces mermelada y miel; leche de arroz 4-5 galletas integrales o al cacao (es importante elegir las que estén elaboradas con aceite de oliva virgen extra y no con aceite de palma o grasas vegetales); pan con queso fresco, café de cebada y una fruta; un batido de fruta con leche vegetal, unas nueces y una galleta. Todos estos ejemplos aportan energía y una sensación de saciedad prolongada que evitará querer picar a media mañana, cuando una fruta o un yogur será suficiente para aplacar el hambre.
En cambio, no se recomienda beber solo zumo de fruta porque contiene azúcar libre, que se absorbe en el intestino más rápidamente y estimula la producción de insulina, haciendo que sintamos hambre inmediatamente. Si empezamos nuestro día con buenos hábitos alimenticios ya desde el desayuno, estamos enseñando a los niños herramientas muy valiosas que les ayudarán a prevenir futuros errores nutricionales.
Renata Alleva se licenció en Biología en 1990 y tiene un doctorado por la Universidad de Bolonia. Comenzó su carrera como nutricionista en 2004 después de realizar un Master de segundo nivel en Nutrición Clínica en la Universidad de Siena. En 2009 obtuvo el título de especialista de la Universidad de Siena.
