Conocemos la razón de su desaparición y ahora sólo hay que aplicar la solución: prohibir de una vez por todas los pesticidas neonicotinoides.
El despoblamiento de las colmenas (en inglés Colony collapse disorder - Ccd) es una lacra que afecta a las abejas obreras y otras especies de insectos polinizadores que viven en Estados Unidos y Europa. La necesidad de identificar este fenómeno y, más en general, lo que está ocurriendo con las abejas en medio mundo surgió después de la grave disminución del número de colmenas y de la producción de miel que se registró en 2006, aunque las organizaciones que trabajan para la conservación de las abejas junto con otras agencias internacionales que se ocupan de alimentos y alimentación empezaron a observar y estudiar este fenómeno desde los primeros años noventa.
Es culpa de los neonicotinoides
Después de la extraordinaria mortandad de 2006, Estados Unidos y la Comisión europea empezaron a recopilar datos y llevar a cabo investigaciones para comprender el alcance del fenómeno y hallar sus orígenes. Pesticidas, parásitos, pérdida de hábitat: son muchas las causas detectadas, pero ahora todo apunta sobre todo a los neonicotinoides, tres insecticidas introducidos a gran escala coincidiendo –precisamente– con el inicio del despoblamiento. Los neonicotinoides se utilizan en agricultura para la desinfección de las semillas de maíz y otros cultivos y afectan el sistema nervioso de insectos y parásitos. Un efecto que atañe también a los insectos polinizadores, fundamentales para la seguridad alimentaria en el mundo. El tema elegido en 2016 por la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, para celebrar el 16 de octubre el Día mundial de la alimentación es coherente con la necesidad de proteger a las abejas. Exactamente 10 años después de la explosión de la plaga, la FAO insta a apoyar a los pequeños agricultores para mejorar la seguridad de los alimentos, reduciendo la utilización de sustancias químicas y, por consiguiente, las emisiones de CO2 causantes del calentamiento global.
La economía global en riesgo
Esta elección es compartida también por inversores y, más en general por el sector financiero, porque la mortandad de las abejas los expone a enormes riesgos económicos. Las propias Naciones Unidas lanzaron un llamamiento en este sentido. En efecto, la polinización garantiza la reproducción de más del 80% de las especies vegetales y se estima que la aportación económica que las abejas regalan al sector agrícola equivale a 22.000 millones de euros al año, según los datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Qué está haciendo la Unión Europea
Mientras que Francia aprobó la prohibición absoluta de utilización de pesticidas neonicotinoides en agricultura a partir del mes de septiembre de 2018, la Unión Europea decidió ir poco a poco adoptando una prohibición preventiva, pero temporal. Después de encargar a la EFSA un dictamen sobre los efectos de los neonicotinoides, Bruselas decidió prohibirlos desde el 1 de diciembre de 2013 adoptando el principio de precaución, es decir reaccionando “rápidamente a un posible peligro para la salud humana, animal o vegetal, para proteger el medio ambiente”. Se evitó así esperar que los datos disponibles llegaran a ser suficientes para hallar al culpable sin sombras de duda. El nuevo dictamen de EFSA está previsto para enero y tomará en consideración los “nuevos datos procedentes de estudios, investigaciones y monitorizaciones posteriores a las evaluaciones anteriores”, como por ejemplo el estudio científico británico que demostró el impacto negativo de los pesticidas en las poblaciones de 62 especies de abejas salvajes en todo el Reino Unido en un período de 18 años.
Qué están haciendo los Estados Unidos
El presidente de Estados Unidos Barack Obama creó un equipo operativo reuniendo a varios departamentos americanos para “comprender, prevenir y salvar del declive” a los insectos polinizadores. Hoy en día en Estados Unidos se estiman 2,5 millones de abejas, mientras que en 1947 había 6 millones. Menos de la mitad. Sin embargo, el presupuesto a disposición para 2015 fue de tan solo 50 millones de dólares: unas pocas migajas respecto a la aportación económica de las abejas a la economía americana.
A pesar de que la ciencia necesita tiempo para confirmar las pruebas evidentes que apicultores y productores de miel acreditan desde hace años en todo el mundo, los estudios realizados hasta la fecha llegan a la misma conclusión: prohibir los neonicotinoides es imprescindible para evitar la desaparición de los seres vivos más importantes de la Tierra. Para evitar el declive de la biodiversidad. Para evitar la desaparición de la humanidad. Ha llegado el momento de desterrar los neonicotinoides y todas las sustancias químicas que están amenazando el equilibrio natural y perfecto de nuestro planeta.